ANA MARÍA MILLÁN, bordeando los bordes. por Jaime Cerón. Ana Maria Millán pertenece a una generación de artistas que ha centrado su atención sobre los debates acerca de la pertinencia de lo local o lo global, en lo que tiene que ver con la definición de marcos referenciales así como a la relevancia de moverse a través del arte, con mayúscula, o las prácticas culturales, con minúscula. Aunque inició su proceso de formación en Bogotá, lo concluyó en Cali, en donde se conectó con un conjunto de personas que tenían posiciones críticas o al menos descreídas acerca las concepciones artísticas más establecidas o hegemónicas que interpretaban ese campo desde un punto de vista formalista o esteticista, por decir lo menos. Con ese grupo de personas emprendió una tarea desclasificadora de dichas convenciones que les permitió entrar y salir de ellas a fin de ensanchar el ámbito de competencia de las prácticas artísticas. Una de sus primeras incursiones en el campo artístico colombiano tuvo lugar en 1999, cuando hizo parte del proyecto curatorial denominado 450 Km que dirigió Wilson Díaz y que fue uno de los tres capítulos del VIII Salón Nacional de Artistas Jóvenes de Bogotá. Su trabajo, presentado en…