Frío en Colombia, 2015

Frío en Colombia, 2015
/ Cold in Colombia, 2015
Instalación de 3 canales / 3 channel video installation

With: Karen Lamassonne – Gabriel Mejía – Camilo Vega – Mariana Jurado – Juan Sebastián Peláez – María Isabel Rueda – Mario A. Llanos  Music: Diego Cuellar – 3D: Andres Sandoval Alba

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Ana Maria Millan

Installation view

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Frío en Colombia (2015), is a fragmented and tenuous reenactment of a filmic artifact long repressed within the annals of Colombian cinema: Kalt in Kolumbien, a 1985 German-Colombian production that resulted in the deaths of director Dieter Schidor and producer Víctor Nieto Jr. Shrouded by a legacy of tragedy and shame, the film was eventually banished by a Kafkaesque German bureaucracy to an archive in Hamburg where to this day it remains legally trapped awaiting a post-mortem authorization for its distribution. The only available copy is a heavily deteriorated videotape retained by Marcel Odenbach—a pioneering German video artist who portrayed a fictionalized version of himself in the film—and digitalized by Ana María Millán to serve as the primary source material for her adaptation.

The story around the original production began in 1982 when Schidor was invited to the Cartagena film festi- val to screen the work for which he is best known as an actor: Rainer Werner Fassbinder’s Querelle, released shortly after the director’s fatal drug overdose that same year. Impressed by the beauty and debauchery of this tropical colonial city, Schidor returned two years later with a screenplay and an odd assortment of actors including Odenbach but also Gary Indiana, a New York novelist, former art critic for The Village Voice, and fre- quent contributor to Artforum. Notably, the Colombian portion of the crew included art director and actress Karen Lamassonne— well-known to scholars and enthusiasts of Colombian cinema for her participation in numerous productions of the Grupo de Cali, a Cali-based collective of filmmakers, writers, and artists whose original members included iconic figures like Andrés Caicedo, Carlos Mayolo, and Luis Ospina among others.

Kalt in Kolumbien loosely follows the arrival of ex-convict Norbert Haim and his sidekick Jojo to Cartagena where Haim plans to kill his old partner Hans Malitzky, a now powerful drug baron, as an act of vengeance for a long-ago betrayal. Ultimately no drama of any kind actually occurs: the absence of a discernible plot unfolds across a series of charged encounters populated by terse conversations, piercing gazes, and gay overtones. What little is shown of the urban landscape is beautifully decrepit—its anonymous, languid residents contrast- ing sharply to the decadent, neurotic foreigners who rarely leave the rarefied interior spaces they inhabit.

Frío en Colombia reduces an already shaky narrative to a skeletal series of nonconsecutive scenes interpreted by mostly amateur Colombian actors, including Lamassonne who returned to Cartagena to play her original role. This reenactment—as precarious and performative as the original but whose intentions are, perhaps, less opaque—is then divided into three projections so that the linearity of the narrative is further dissected into fragments that foreground the historicity of the circumstances that came together to produce this strangely oblique film.

Michele Faguet

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Frío en Colombia (2015) es una reinterpretación fragmentada y frágil de un artefacto fílmico largamente repre- sado en los anales del cine colombiano: Kalt in Kolumbien, una producción colombo-alemana de 1985, que resultó en las muertes del director, Dietrich Schidor, y del productor, Víctor Nieto Jr. Cubierta por un legado de infamia y tragedia, la película se estrenó en 1985, en el Festival de Cine de Toronto y fue proyectada un año más tarde en la Berlinale, para terminar siendo confinada por la burocracia alemana a un archivo en Hamburgo, donde reposa a la fecha en secuestro legal a la espera de una autorización post-mortem para su distribución. La única copia disponible es un casete de video muy deteriorado en poder de Marcel Odenbach –un pionero alemán del video-arte, quien interpreta en la película una versión ficticia de sí mismo– que Ana María Millán digitalizó como fuente primaria para su adaptación.

La historia en torno a la producción original comenzó en 1982, cuando Schidor fue invitado al Festival para la proyección de la obra por la que es más reconocido como actor: Querelle, de Rainer Werner Fassbinder, estrenada ese mismo año, poco después de la sobredosis fatal del director. Impresionado por la belleza y por la decadencia de esta ciudad colonial, Schidor regresó dos años después con un guión y con un extraño el- enco que incluía a Odenbach pero también a Gary Indiana, un novelista de Nueva York, otrora crítico de arte de The Village Voice y colaborador frecuente de Artforum y a la actriz y directora de arte colombiana Karen Lamassonne, bien conocida entre estudiosos y aficionados del cine en Colombia por su participación en nu- merosas producciones del Grupo de Cali, un colectivo de cineastas, escritores y artistas entre cuyos miembros originales se contaban, entre otros, figuras icónicas como Andrés Caicedo, Carlos Mayolo y Luis Ospina.

Kalt in Kolumbien a duras penas sigue la llegada del ex-convicto Norbert Haim y de su compinche Jojo a Cart- agena, donde Haim planea asesinar a su antiguo socio Hans Malitzky, ahora poderoso barón de las drogas, en venganza por una vieja traición. A fin de cuentas, ningún drama de ninguna índole acontece: la ausencia de un argumento discernible despliega una serie de emotivos encuentros cargados de conversaciones sucintas, de miradas penetrantes y de resonancias gays. Lo poco que se muestra del paisaje urbano es hermosamente decrépito –sus habitantes, lánguidos y anónimos, generan un fuerte contraste con los decadentes neuróticos extranjeros, quienes raramente abandonan los elegantes recintos en los que habitan.

Frío en Colombia reduce una narrativa ya de por sí tembleque a una serie de escenas sin ilación, representadas por actores en su mayoría aficionados, incluyendo a Lamassonne, quien regresa a Cartagena para interpretar su papel original. Esta recreación –tan precaria y performativa como la original, aunque quizás menos opaca en sus intenciones– ha sido dividida en tres proyecciones, con lo que la linealidad del relato resulta aún más dis- ecada en fragmentos que evidencian la historicidad de las circunstancias que coincidieron para hacer posible la producción de esta película extrañamente torcida.

Michele Faguet

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Ana Maria Millan

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Ana Maria Millan

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