¡BAJAD TODOS, MENOS LOS VIGÍAS DE TURNO! – COMENTARIOS SOBRE LA EXPOSICIÓN MOBY DICK Y EL BUQUE GLORIA – ANA MARIA MILLÁN – LUGAR A DUDAS 2013.
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¡Ojo vigías de turno!
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La obra de Ana María Millán no tiene la finalidad de ser información ni desinformación, su carácter aparentemente obvio deja los videos en el plano de mostrar (monstrum) y las interpretaciones más usuales giran en torno a su tema evidente. La mano de la artista se vuelve invisible y quizá alguien piense que la virtud de la obra sea el acceso a la imagen, a la información y a la vuelta al mundo (con un toque de redundancia acerca de hechos que de antemano se dan por hecho [1]), que piense también que esa virtud tenga que ver con la capacidad de la obra de mostrar, hacer-evidente lo que se cree no-evidente, espacio del rumor repetido y de la ironía fácil, lugar de la información.
Realmente la obra no busca mostrar ni informar a nadie nada y mucho menos al poco público que va hoy en día a las exposiciones. La obra tampoco busca destapar secretos, ni sorprender al desprevenido colombiano que no imagine los paraísos de los que fue expulsado (paraísos fiscales, militares, tropicales), ni se trata de hacer un sarcasmo obvio del sentimiento de patria en torno al barco insigne del país. ¿Puede entonces existir una lectura-de-obra que trascienda los temas obvios de los vídeos?
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Monstrum (“Para mí esta ballena blanca es la muralla, muy cerca de mí, a veces creo que más allá no existe nada, ¡qué más da!”)
El plano de mostrar o el plano del monstruo es más problemático. ¿Cómo la artista muestra en pequeños aspectos un gran leviatán? (queriéndolo o no). La obra de Ana María Millán es una composición en base a espacios grandes, abiertos, de fronteras difusas y sin marcaciones obvias con las cuales establecer la escala humana [2]. En una época el cielo, el mar y las profundidades fueron los límites del universo conocido para el hombre, arrodillados todos ante su inmensidad establecieron el hogar de los dioses en aquellos lugares inabarcables. La dimensión humana es del tamaño del ego del hombre; la conquista del universo con la maquina le permite aumentar sus reinos; el cielo y el mar son surcados por barcos y aviones; Los meridianos y los paralelos son la retícula sobre el mundo. Cuadriculado el planeta es análogo a las ventanas del edificio mostrado en el video del puerto sobre el que espera el Bucle, Buque Gloria.
Los militares que leen fragmentos de Moby Dick están en un bucle, lecturas planas en un dialogo sin emociones; sus voces en off resuenan en los espacios vacíos de mundo; mar y cielo son rotos por la retícula arquitectónica del edificio del puerto. Las ventanas del edificio son análogas a la pista de aterrizaje de la avioneta y a las rutas marítimas, pues son estructuras que se yerguen como marcaciones de lo humano.
El gesto de la obra “Moby Dick y el Buque Gloria” de Ana María Millán disimula uno de los aspectos más peligrosos de todo monstruo y es que el hombre se ha hecho monstruo para perseguir su sombra. Se ha hecho animal y con ello se persigue a sí mismo; detrás de un enemigo fantasma actúa como el capitán Achab quien rompe todas las reglas para cazar ballenas en pro de perseguir a la única, a la más importante para él. Él se ha convertido en Moby Dick y así mismo el buque se ha vuelto su propio enemigo (Drogas ilegales a bordo del buque).
Cada militar de toda milicia aprende a amar su arma, cada marinero ama su navío y a bordo de la maquina se vuelven remos, cantan (cantan baladas e improvisan sobre sus propias vidas de manera rítmica) y trotan en función del silencio y la quietud en altamar; el dibujo del Buque Gloria, de Ana María Millán, muestra a las personitas a bordo del barco como aditamentos del gigante, pequeñas cruces y marcas de la dimensión humana. El problema se ha salido de las manos. De todos los monstruos marinos existentes e inexistentes, Millán nos muestra cuál fue el que escogió la patria para perseguir; La artista nos muestra con ello qué tipo de monstruo se ha transformado el aparato de estado.
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Mapas, Escalas y Fronteras (el paraíso no es otro mundo sino este mismo mundo pero sin fronteras).
Cuando el capitán Achab se vuelve ballena trasciende los límites de lo humano, amplía su trazo y se convierte en un outsider. Por fuera de ley porque el Buque Gloria (el capitán) es el máximo representante de la ley; por fuera de la ley como las difusas y borrosas islas del caribe; La crisis fronteriza del territorio y la inestabilidad de lo humano, en tanto a su verdadera dimensión en el mundo acrecentada por el poder ilimitado (tanto de lo legal y lo ilegal, en lo económico) crea una paradoja en el sentido de que sus retículas ambiguas, sus normas difusas, sus mapas ilegales, sus meridianos-paralelos y sus jurisdicciones hacen que el mar vuelva a ser mar y el cielo vuelva a ser cielo.
Deleuze habla del capitán Achab como un hombre que deviene ballena, un sujeto en contravía a todas las reglas y en alianza demoniaca con una potencia superior. El individuo superior tiene muchas posiciones posibles (posiciones en el plano, en un plano sin referentes como el cielo y el mar, posición siempre ambigua, cuántica) y como tal es “anomal”, un outsider. Este acontecimiento refleja una crisis de lo fronterizo, un quiebre de los limites (límites entre el hombre y el animal o fantasma perseguido, límites entre el bien y el mal, entre lo legitimo e ilegitimo) y una ampliación del trazo. En dicho trazado queda el paraíso. Opulencia y paraísos fiscales, grandes fincas y grandes territorios, reinos irregulados, monarquías de acumulación. El hombre se vuelve el mismo objeto perseguido, un perro que persigue su propia cola; Maquilla su sombra y la nomina. Traer el paraíso a la tierra (y así montar entre cercos un estado como tranquilandia, Normans Cay, Guetos y Comunas, ollas, identidades nacionales, nacionalismos extremistas, nazismos, fascismos, etc.) ocasiona que todo aparato de control se torne ambiguo. Que toda ley se vuelva relativa haciendo al mundo un mundo-de-turismo. Anarquía…
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No-Lugar, No-Tiempo.
De esta forma la mano de la artista deja de ser invisible, aparece en tanto médium de una subjetividad; los videos no fueron expuestos con el fin de mostrar una serie de datos curiosos ni reanimar viejas ironías. Ana María Millán se muestra en sus videos en la interrelación entre poderes y como trashumante de un mundo seccionado.
Sin tiempo y sin lugar el hombre es eterno y así ha quedado congelado en las fotos y anuncios turísticos de paraísos exóticos. Entre fronteras es ilimitado; en las zonas grises puede darse el lujo de tener su propia canción, ser una leyenda oral, pueden hacer de él una telenovela, tener su propio museo, etc. Flotar y volar son dos sensaciones mostradas en los videos de Ana María Millán siempre amenizadas por la voz en off de la accidentada lectura de los marinos colombianos. Sensación de vuelo e inmersión, liviandad del hombre sin fronteras; fuera de ley es un monstruo ya sea por exceso de legitimidad o por defecto de legalidad…
Pulpo.
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[1] Como por ejemplo el caso de los incidentes en el Buque Gloria. La obra puede trascender la denuncia fácil de un hecho que se sabe a todas luces; Más vale pensar que es más lo que no se sabe y ser conscientes de la ignorancia de hechos peores que no salen a la luz. La obra tampoco se reduce a mostrar “cosas” acerca de la vida de traficantes. Más vale pensar que la obra no se reduce a la tele-novela, siendo Colombia la cuna de un nuevo género literario, cinematográfico y televisivo como lo es la novela histórica de ficción en torno al tráfico de estupefacientes, tal como el western en Estados Unidos.
[2] En este punto me permito escribir una serie de comentarios sin saber de antemano el punto al que quiero llegar. Sin embargo esa ausencia de punto tiene que ver con la construcción del monstruo, de la ballena monstruosa, de la obra y del texto.
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